jueves, noviembre 27, 2008

El viernes


In rainbows

Ya empezó la cuenta regresiva

miércoles, noviembre 26, 2008

¿De cuantas formas distintas puede reaparecer el pasado?

Una llamada telefónica en un horario raro, un mail, un mensaje de texto, una voz, un olor, esa canción, un sueño...
Pero cuando el pasado aparece como un ruego, como algo que se aferra a una historia que no existe, ¿cómo le explicás que está equivocado? ¿Cómo se hace para soltar sin lastimar?

En cada recuerdo hay un poco de muerte. Y de asfixia. Pero hay casualidades que sirven para hacer morir cosas. Hay poemas que nos caen a nuestras manos o poemas que nos gustan hace mucho pero que recién ahora entendemos porque nos gustaban. Un exceso de deformación vegetal podría llamarse. ¿Y qué pasa cuando se nos cierra la garganta? ¿Qué hacemos cuando se nos acaban las palabras, los gestos?

"No ser devorada es el sentimiento perfecto", dice Clarice Lispector. ¿y ser devorada, qué es? ¿Cómo es hacer cuando se acaban las palabras?

lunes, noviembre 24, 2008

¿Hay frontera que el dolor no atraviese?

"¿Hay frontera que el dolor no atraviese? Acepto el sufrimiento, no ser más que esta pierna despedazada, esta carne inflada de linfa, un apéndice monstruoso de mí mismo."

Crónica de una herida, último libro de Claude Esteban, explora las relaciones entre la palabra poética y la experiencia de la enfermedad, del dolor físico.


Transcribo poemas del libro
*
desviar la mirada
de mí

dejar que otro
toque
la herida obscena

*
no decir más
hasta

no imaginar siquiera
la otra vertiente

*
sin encontrar ya
la palabra exacta
pero lo que agujerea, atraviesa
perfora

avispa, escorpión, bisturí
hormigas
miles de hormigas rojas
*
Traducido por Julieta Lerman

viernes, noviembre 21, 2008

El sábado

Como dice Martín Kohan en el prólogo "la vanguardia no es lo que está más adelante sino lo que es más íntimo..."

Let´s laugh!!!

Transcribo el final de la crónica de R. Merino que leyó Ainbinder en el ciclo

"El humor, por lo visto, tendría al menos esa función: llevarnos a entregar la guardia, a descuidar la defensa, a olvidarnos de nosotros mismos y de esa especie de voz psicoanalítica que nos habla constantemente desde un lugar inubicable de la conciencia y que a veces quisiéramos aplastar con un matamoscas”.

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miércoles, noviembre 19, 2008

"La belleza no está en las cosas

sino en la manera como se habla de las cosas”

contaba Antunes el viernes en Filba. También mencionaba como influencias más importantes a João Guimarães Rosa en narrativa y Augusto de Campos en poesía.
-¿La poesía es un campo posible para una utopía?- le preguntaba, entre otras cosas Gonzalo Aguilar. Pero no recuerdo que contestó. Sólo que nombró, entre otros, a Paulo Leminski, poeta que yo no conocía.

De yapa, un poema de Paulo Leminski

un día
uno iba a ser homero
la obra nada menos que una ilíada

después
viendo el paquete
alcanzaba para ser un rimbaud
un ungaretti un fernando pessoa cualquiera
un lorca un éluard un ginsberg

por fin
terminamos siendo el pequeño poeta de provincia
que siempre fuimos
por detrás de tantas máscaras
que el tiempo trató como flores

viernes, noviembre 14, 2008

El lunes


Pd: no se porque pero mi letra se va de costado.
(que no me analice un grafólogo sino...)

miércoles, noviembre 12, 2008

No decía palabras

No decía palabras
acercaba tan sólo un cuerpo interrogante,
porque ignoraba que el deseo es una pregunta
cuya respuesta no existe,
una hoja cuya rama no existe,
un mundo cuyo cielo no existe.
La angustia se abre paso entre los huesos,
remonta por las venas
hasta abrirse en la piel,
surtidores de sueño
hechos carne en interrogación vuelta a las nubes.
Un roce al paso,
una mirada fugaz entre las sombras,
bastan para que el cuerpo se abra en dos,
ávido de recibir en sí mismo
otro cuerpo que sueñe;
mitad y mitad, sueño y sueño, carne y carne,
iguales en figura, iguales en amor, iguales en deseo.
Aunque sólo sea una esperanza,
porque el deseo es una pregunta cuya respuesta nadie
sabe.

Luis Cernuda

martes, noviembre 11, 2008

Invernadero

¿Qué será de nosotros ahora? ¿Nos sorprendió esa noche, para siempre en el bosque
infundiéndonos el sueño de la herrumbre del pozo o reencontramos en la tarde el buen camino familiar
y se nos hizo un poco tarde en el jardín un poco noche junto al invernadero
las narices, las manos empavonadas de bosque, las manos maculadas de herrumbre del brocal, el escozor de las orejas flagrantes, el cuerpo del delito pegado a las orejas:
la picadura, el rastro de un insecto benigno?

¿O nos perdimos, realmente, en el bosque? Esto podría ser como el claro del sueño:
nuestra presencia en la que no se repara si no como se admite el recuerdo agridulce de los niños
bien entrada la noche, cuando en una penosa reunión familiar todo el mundo se ha esforzado en vano
por retenerlo arriba, en la clausurada pieza de juegos. Porque algo nos diría sin duda
este jardín que habla si estuviéramos despiertos; pero entre él y nosotros
(nos hemos entregado
a nuestra edad real como a una falsa evidencia)
se levantan los años empavonados del aire que entra al invernadero lleno de vidrios rotos
vidriándonos la noche de un bosque inexpugnable.

Y allí afuera no hay nadie, todo el mundo lo diría si lo preguntáramos en voz alta; y si se nos escuchase preguntarlo; o si se consintiera
en recoger esta absurda pregunta. Nadie, salvo el reflejo difuso de todos los rostros
en los vidrios intactos empavonados de nadie.

Las hojas nada dicen que no esté claro en las hojas. Nada dice la memoria
que no sea recuerdo; sólo la fiebre habla de lo que en ella habla
con una voz distinta, cada vez. Sólo la fiebre
es diferente al ser de lo que dice.

Y allí afuera no hay nadie
Pero, ¿qué será de nosotros ahora?

Enrique Lihn

viernes, noviembre 07, 2008

Hasta que lo obvio brille inmóvil en el frío

Valentina Liernur

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jueves, noviembre 06, 2008

Una pausa

Fragmentos sueltos de un texto que tiene cosas que escribí yo y cosas que no:

Mantener la distancia es no perder el ritmo. No hay caída, solo deslizamiento. Un movimiento que no es literalmente un transaladarse de un lado a otro, sino un vaiven rítmico.

Aceptar y ceder espacio.
Oir responder a las cosas sobre aquello que no tiene respuesta.

El ponerse fuera de las cosas, con el punto de vista del pensador externo siempre es impúdico.
Retroceder hacia la zona de sombra. Perseguir a la experiencia. Extraviarse. Huir por un sendero ensombrecido. Tratar de mantenernos alejados de la delirante razón que nos persigue.

Como toda experiencia, como todo experimento, la delicadeza no puede equipararse a un objeto, no tiene un significado, sino que comporta un distanciamiento, una transfiguración, una retórica, un juego narrativo. Es un riesgo.

Desmantelar el yo pleno que creemos y queremos ser.
Abrir en él un vacío habitable.
Reconocernos en las voces de nuestra experiencia subjetiva.

Se repite siempre el mismo acto de deformar. Se escribe en él. Así, la delicadeza se piensa.

Devolver el espacio que nos había sido cedido. El yo se pierde. El sujeto erra. Cada uno trata de rescatar al otro. ¿ Y cómo es posible? ¿Qué hacemos después de eso?

No hay sonido mas delicado que el de una voz lejana. Resonancia. Eco.

Dispersión del sonido.
Escritura en el aire.

Patricidio y arrepentimiento alternándose y repitieendose y vos y yo y otra vez vos y de vuelta yo. ¿Debe confesarse que el yo no es otra cosa más que un eco?

La delicadeza sucede. No es una práctica, sino un performance.
Es un acto tan erótico y teatral como lingüistico. Pero lo obsceno abierto deja de ser tal. Pierde.

Vuelve la imágen a la superficie del espejo. Rompe el espejo en pedazos.

martes, noviembre 04, 2008

Un gesto de complicidad con las cosas

Armisticios:
la palabra confusión te queda grande y se transforma
en un corpiño demasiado pesado;
tenés una pesadilla, él reaparece y no
querés que vuelva.
A ciertas horas de la tarde todo
se vuelve más artificial
la luz te hace demasiado pálida y temblar
se convierte en moneda corriente.
Le pedís al asesino que te abrace
pero las plantas
de tu casa reviven solas;
empiezan a cansarte las paradojas
escribir se vuelve banal, los días
demasiado largos y las noches
demasiado cortas
ciertas cosas se tornan
inevitables, poco poéticas,
hablás con el asesino,
te dice que podés besarlo en la boca.

lunes, noviembre 03, 2008

Adiós

Ayer murió Mangieri.

Pego fragmentos sueltos de entrevistas.

¿Cuál es la función o qué lugar ocupa en el campo de la cultura el libro en la actualidad?
JL
-Bueno, yo pienso que el libro sigue siendo un arma poderosa. El libro sigue siendo el libro. Más allá de los adelantos tecnológicos. Por ejemplo, mi mujer es fanática de Internet. Con Internet tenés el mundo arriba de la mesa. Internet terminó con la magia de la carta, pero eso es una frase poética que finalmente no indica nada. Ahora bien, yo pienso que la presión de esta máquina crea un segundo analfabetismo. El analfabetismo de antes era el del que no sabía leer y escribir contra el que sabía. Hoy el analfabetismo va más allá de que todos sepamos leer y escribir: si vos tenés la máquina y yo no la tengo, yo sufro de este nuevo tipo de analfabetismo. El tipo que tiene la máquina tiene una ventaja enorme, tremenda, sobre el tipo que no la tiene. Hoy para conseguir trabajo tenés que tener ese conocimiento. Pero realmente, es cierto, hay un segundo analfabetismo.


¿Por qué decís que la poesía es el género literario de la resistencia?
JL -Porque lo es. Fijáte que en la Guerra Civil Española todos los poetas, menos uno, estaban del lado republicano, del lado de la resistencia. El único que no estaba de ese lado de toda la generación del '27, de la generación de Lorca, Alberti, Miguel Hernández, fue el hermano de Antonio Machado, Manuel, que era un excelente poeta que por su adscripción al franquismo fue injustamente relegado. Incluso acá tuvimos a poetas con una fuerte militancia política como Miguel Ángel Bustos y Paco Urondo. Pero por otro lado, yo creo que además, el problema que tiene la poesía es que se dice que la gente no lee poesía y los libreros dicen que la poesía no se vende. Yo creo que son macanas: la poesía tiene un problema, que es que la materia prima de la poesía son los sentimientos, esa zona oscura que con dificultad manejamos todos. En la narrativa el lector se siente cómodo porque siente que se habla del otro. Pero al leer poesía te das cuenta que están hablando de vos. Porque cuando leés poesía te identificás con muchas cosas, es un género que habla de lo que te pasa. En cambio, la narrativa es más descriptiva. El autor de narrativa puede tener vaivenes en la escritura y después levantarse; y el lector no se va a dar cuenta. Pero al poeta que se le pierde un verso se le pudrió todo, es un género implacable. Otro inconveniente es que la poesía no tiene propaganda. En los diarios se comenta la narrativa y todos sus best-sellers, pero no hay ni noticia de los libros de poesía. Es que las grandes editoriales no tienen poesía.


–¿Qué consejo le daría a un joven editor?
JL -Que se cuide mucho de no convertirse en un empresario.