Deseando morir
Ya que lo preguntas, la mayor parte de los días no puedo
---------------------------------------/ recordar.
Camino vestida, sin marcas de ese viaje.
Luego la casi innombrable lascivia regresa.
Aun entonces no tengo nada contra la vida.
Conozco bien las hojas de hierba que mencionas,
los muebles que pusiste bajo el sol.
Pero los suicidas tienen un lenguaje especial.
Como los carpinteros, quieren saber con qué herramientas.
Nunca preguntan por qué construir.
Dos veces me afirmé con sencillez,
poseí al enemigo, devoré al enemigo,
incorporé su destreza, su magia.
De este modo, grave y pensativa,
más tibia que el aceite o el agua,
descansé, babeando por el agujero de mi boca.
No se me ocurrió exponer mi cuerpo a la aguja.
Hasta la córnea y la orina sobrante se perdieron.
Los suicidas ya traicionaron el cuerpo.
Nacidos sin vida, no siempre mueren,
pero deslumbrados no olvidan una droga tan dulce
que hasta los niños mirarían con una sonrisa.
¡Empujar toda esa vida bajo tu lengua!
eso sólo se convierte en una pasión.
La muerte es un hueso triste, golpeado dirías,
y sin embargo ella me espera, año tras año,
para reparar con delicadeza una vieja herida,
para liberar mi aliento de su prisión maligna.
Balanceándose allí, a veces se encuentran los suicidas,
rabiosos ante el fruto, una luna inflada,
dejando el pan que confundieron con un beso
dejando la página del libro abierto con descuido
algo sin decir, el teléfono descolgado
y el amor, o lo que haya sido, una infección.
Anne Sexton
Wanting to die
Since you ask, most days I cannot remember/ I walk in my clothing, unmarked by that voyage./ Then the almost unnameable lust returns.// Even then I have nothing against life./ I know well the grass blades you mention,/ the furniture you have placed under the sun.// But suicides have a special language./ Like carpenters they want to know which tools./ They never ask why build.// Twice I have so simply declared myself,/ have possessed the enemy eaten the enemy,/ have taken on his craft, his magic.// In this way, heavy and thoughtful,/ warmer than oil or water,/ I have rested, drooling at the mouth-hole.// I did not think of my body at needle point./ Even the cornea and the leftover urine were gone./ Suicides have already betrayed the body.// Still-born, they don't always die,/ but dazzled, they can't forget a drug so sweet/ that even children would look on an smile.// To thrust all that life under your tongue!/ that, all by itself, becomes a passion./ Death's a sad bone; bruised, you´d say,// and yet she waits for me, year after year,/ to so delicately undo an old wound,/ to empty my breath from its bad prison.// Balanced there, suicides sometimes meet,/ raging at the fruit, a pumped-up moon,/ leaving the bread they mistook for a kiss,/leaving the page of the book carelessly open,/ something unsaid, the phone off the hook/ and the love, whatever it was, an infection.
Traducción de
Griselda Garcia