Poesía Argentina de los 90
Ayer me quedé absorta en este debate y mis compañeros de oficina tuvieron que gritarme para que saliera de mi ensimismamiento y atendiera el teléfono.
Debate caliente sobre la poesía argentina de los 90 en el que me hubiera gustado intervenir pero no lo hice por varias razones.
1) No me siento a la altura de los que están hablando. Gustavo, si llegás a leer esto no es falsa modestia, o, como diría Silvia Lopez, tampoco es apocamiento estratégico.
2) No entiendo nada de los términos objetivistas, neobarrocos, concretistas, etc. No niego que haya escuelas, pero para mí la poesía trasciende las categorizaciones, al menos por ahora.
3) Debo admitir que por más que en este último tiempo me he interiorizado más con lo que fue la poesía de los 90, durante la mayor parte de la década estaba en la primaria y creo que la única poesía que conocía era para lavarme los dientes. Por supuesto, estoy exagerando. De hecho, a los once años escribí mi primer poema, aunque era una poesía quizá a favor del estado, ya que en el acto del centenario de la patria mi maestra de 5to grado nos hizo escribir un poema a la bandera. Después, por supuesto, vinieron otros, pero para mí en ese entonces la poesía de los 90 era tan ajena como lo sería hoy la receta del dulce de leche. Es más, si debo ser sincera, creo que tengo un poco más de idea hoy sobre cómo se hace el dulce de leche (al menos sé que dos de sus ingredientes son el azúcar y la leche) que lo que tenía sobre la poesía de los 90 en mi secundaria.
4) No me animo a esbozar una posición crítica; no sólo porque a pesar de ya no ser una adolescente transito una edad (tengo 24 años) en la que todo se vive con la efervescencia de la juventud y a veces me vuelvo maleable (me viene a la mente el poema de Rimbaud que funciona como epígrafe del libro La tierra más ajena de Pizarnik) sino también porque considero que para sostener una posición crítica uno debe apoyarse en alguna intervención cultural que la sostenga, (como mínimo, la publicación de un libro), cosa que en mi caso aún no ha ocurrido.
Sin embargo, se me vienen a la mente algunas cuestiones que me gustaría que alguno me ayudara a clarificar.
A) Es muy difícil separar al crítico del medio cultural que lo sostiene.
En la facultad de letras lo único que hacen es repetirnos “El autor está muerto”. Pero en la poesía argentina no sólo el autor no está muerto, sino que está vivito y coleando y con un tridente a punto de pincharles a todos la cola y hundirlos en un pozo si dicen algo malo en contra de su libro. Eso es lo que me preocupa a mí. ¿Cómo puede ser que vivamos en un universo en el que un crítico no puede jugar con las palabras de otro y hacerlas suyas salvo que hable bien de ese poeta? Cuando uno critica un libro pareciera que no estuviera criticando sólo a ese libro sino que habla desde un cierto lugar y a veces la crítica es a todo el aparato que lo sostiene. Porque para mi lo más grave de la poesía de los 90 es (y quizá acá realmente peque de ignorante y de falta de desconocimiento total del tema) la falta de crítica y sobretodo de autocrítica. Ojo, cuando digo falta de crítica no digo que no haya críticas, por supuesto que las hay, y muy buenas. Se me viene a la mente Tamara Kameszain por ejemplo. Lo que critico quizá es el modo de funcionamiento de la crítica. Me parece que aún estamos en ese terreno donde se hace difícil diferenciar el libro del ente poeta, por eso digo que el autor no está muerto. Si uno critica un libro de un poeta, no sólo corre el riesgo de ganar la enemistad de ese poeta sino de todos los amigos de ese poeta o todos los que lo defienden.
B) Según afirmó Cristián De Nápoli, (si por casualidad llegas a leer esto Cristián no es nada contra vos, simplemente uso tu afirmación como disparador de otras cuestiones.)
"En Argentina no existe una dependencia del espacio más o menos institucionalizado de la práctica de la poesía respecto del Estado. Si existe, no es eficaz"
No estoy tan segura de esta frase, pero tampoco tengo argumentos consistentes como para sostenerlas. Sólo creo que en algunos casos, por ejemplo si tomamos lo que está haciendo Opción Libros esta afirmación podría volverse caduca.
C) Celebro varias intervenciones críticas que intentan reflexionar sobre el tema.
Nombro algunas que están en la web que pueden servir también como disparadores
De la cualquierización al texto, de Damián Selci y Ana Mazzoni
Un país de poetas, de Mori Ponsowy
La poesía no paga, el crimen sí, de Alejandro Soifer
Sobre poesia argentina de los 90, de Walter Cassara
Una vieja respuesta nunca enviada y después notas, y notas de las notas, de Daniel Freidemberg
Por supuesto que hay más. Sólo nombre algunos que o se nombraron en el debate, sea de forma directa o indirecta, o fueron publicados en este año. Si no menciono algunas publicaciones, como el libro Tres Décadas de poesía argentina, publicado por el Centro Cultural Rojas, es porque no conozco su formato web. Si alguien tiene más para recomendarme es bienvenido.