martes, octubre 12, 2010

Lo que el trabajo es

Lo que el trabajo es


Parados bajo la lluvia en una larga fila

esperando en el Parque industrial Ford. Por trabajo.

Sabes lo que el trabajo es--si eres

lo suficientemente grande para leer esto sabes

lo que el trabajo es, aunque tal vez no trabajes.

Olvídate. Se trata de la espera,

balancearse de un pie a otro.

Sintiendo la garúa cayendo como neblina

entre tu pelo, nublando tu visión

hasta que crees ver a tu propio hermano

quizá unos diez lugares delante tuyo.

Te frotas los anteojos con los dedos,

y por supuesto es el hermano de otro,

de hombros más angostos

pero con la misma triste postura cabizbaja, con el gesto irónico

que no esconde la testarudez,

el triste rechazo de abandonarse a la

lluvia, a las horas desperdiciadas durante la espera,

sabiendo que más adelante

espera un hombre que dirá, “No,

no estamos contratando hoy,” por las

razones que se le den la gana. Amas a tu hermano,

ahora de repente casi no puedes soportar

el amor desbordándote por tu hermano,

que no está a tu lado ni detrás ni

delante porque está en casa intentando

dormirse después de un miserable turno nocturno

en la Cadillac para poder levantarse

antes del mediodía a estudiar su alemán.

Trabaja ocho horas por noche para poder cantar

Wagner, la ópera que mas odias,

la peor música que jamás se haya inventado.

¿Cuánto hace que le dijiste

que lo amabas, sostuviste sus hombros anchos

abriste bien los ojos y dijiste aquellas palabras,

y tal vez besaste su mejilla? Nunca

hiciste algo tan simple, tan obvio,

no porque seas demasiado joven o tonto,

no porque sientas envidia o seas cruel

o incapaz de llorar en

presencia de otro hombre, no,

solo porque no sabes lo que el trabajo es.


Philip Levine

Traducción de Nurit Kasztelan y Julio Ramos

What Work is


We stand in the rain in a long line
waiting at Ford Highland Park. For work.
You know what work is--if you're
old enough to read this you know what
work is, although you may not do it.
Forget you. This is about waiting,
shifting from one foot to another.
Feeling the light rain falling like mist
into your hair, blurring your vision
until you think you see your own brother
ahead of you, maybe ten places.
You rub your glasses with your fingers,
and of course it's someone else's brother,
narrower across the shoulders than
yours but with the same sad slouch, the grin
that does not hide the stubbornness,
the sad refusal to give in to
rain, to the hours wasted waiting,
to the knowledge that somewhere ahead
a man is waiting who will say, "No,
we're not hiring today," for any
reason he wants. You love your brother,
now suddenly you can hardly stand
the love flooding you for your brother,
who's not beside you or behind or
ahead because he's home trying to
sleep off a miserable night shift
at Cadillac so he can get up
before noon to study his German.
Works eight hours a night so he can sing
Wagner, the opera you hate most,
the worst music ever invented.
How long has it been since you told him
you loved him, held his wide shoulders,
opened your eyes wide and said those words,
and maybe kissed his cheek? You've never
done something so simple, so obvious,
not because you're too young or too dumb,
not because you're jealous or even mean
or incapable of crying in
the presence of another man, no,
just because you don't know what work is.

Philip Levine