lunes, marzo 19, 2007

“Yo toque el arcoiris”

Cerrar los ojos y no pensar. Decir voy. Sí, es mucha guita, pero valió la pena.
Porque estuve ahí.
La tranquilidad de saber que uno tomó la decisión correcta. Aunque sea a último momento.
Al menos era una de los 200 pelotudos que decidimos ir ayer a las 5 de la tarde a comprar entradas a ticketet, progenitor del capitalismo en su estado natural. Aún no puedo creer que nadie haga nada (ojo, yo tampoco) frente a ese monopolio.

Y entonces la noche de ayer fue mágica. Porque Roger nos regaló un verdadero recital de rock. De esos que no se ven muchas veces. De esos que el día después te dejan atontada. De esos que en vez de salir caminando salís flotando.

Porque cuando estábamos ahí, en la cancha de River, y de repente el prisma refracta y forma un arcoiris que nos traspasa a todos, nos elevamos un poquito hacia otra dimensión. Y ojo, necesito aclarar que no tenía nada encima esa noche. Fue sólo la música la que nos hizo volar.
Atrás mío escucho la voz de un pibe que salta y dice:
“Yo toque el arcoiris. Toqué el arcoiris”.
Que buena frase para contrarrestar una semana de mierda en la que todo me salió mal. Porque salí de ahí renovada de energía, como si me hubiesen inyectado varias dosis de adrenalina.

Tengo flashes de cuando tocó The Wall, aunque la emoción de los niños era tan grande que tuve miedo que se fueran par el otro lado como en Mary Poppins. Por favor, sepan captar la ironía de esta frase.
A los que fueron al recital se que no se los tengo que aclarar porque estoy segura que no hubo uno que pensara distinto a mí.

Todos nos pusimos a saltar desenfrenados, llevando al límite la capacidad de nuestras piernas de sostenernos, todos sentíamos lo mismo, existía sólo ese instante y nada más importaba.

Lo único que no entiendo, esos flacos con la mano acalambrada que todo el recital tuvieron el teléfono celular en la mano grabando y sacando fotos. Cómo si no pudieran vivir esa realidad y tuvieran que mediarla con un aparato electrónico. Me dan lástima.

Así, me vienen a la mente unos versos de Emily Dickinson, que hacen que si pienso en la noche de ayer, tengan sentido:
“Si logro evitar que un corazón se rompa
no habré vivido en vano”.

1 Comments:

Blogger la enmascarada said...

che, qué bueno!
dicen que estuvo increíble.
Te envidio sanamente, porque me alegro por vos.
Un beso.

11:53 a. m.  

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