domingo, enero 07, 2007

Corazonadas de sábado por la noche

Estar borracha me pone verborrágica.

Entonces entre la mezcla del vino de jarra y mis ganas de hablar que finalmente se transforman en escritura, en trozos de aire encapsulado en caracteres; escribo esto y me doy cuenta de que me gusta más la poesía que la prosa porque me gusta escribir así de un tirón, crear imágenes que no tienen sentido, unir palabras porque suenan lindas.

Así, porque me gusta.

Y entonces me da ganas de escribir de un tirón como Jack Kerouack, esa escritura sin puntos ni comas sin pausa con historias y anécdotas y cosas y cosas que hace que uno no deje de leer.

Ahora estoy leyendo Los subterráneos todo porque Deleuze dijo que le parece que es la mejor novela de amor jamás escrita. Y entonces pienso en el post de Diego de que es una mentira esto de la muerte del autor y creo que en parte tiene razón.

¿Puede ser tan fuerte esta figura que no sólo devoramos las obras que el autor escribió, sino las que leyó?

Si yo ayer alquilé Kaos, de los hermanos Taviani, todo porque Arturo un día me dijo: "¿Cómo no viste Kaos?", y la verdad, tenía razón. Pero no tengo ganas de hablar de la película, sólo sé que quiero ir a Italia y reencontrarme con mis ancestros y con la familia que todavía me queda allá.
Me acuerdo que justo hoy, tomando mante, F. me dijo que quizá nosotras nos parecíamos físicamente porque las dos éramos descendientes de italianas. Quien sabe. Quizá.

Lo único que sé es que fue una buena noche.
Pequeña orquesta reincidentes en el Planetario.
Y no importa si llueve porque bailamos y saltamos entonces no importa mojarnos.
Parrilla, vino de jarra, y darme cuenta de que no quiero crecer y quiero siempre tener ese espíritu de que no se acabe la noche. A las tres todos agotados dicen vamos a dormir pero yo quiero seguir entonces salgo con R. y con D. y por suerte porque D. me dice que conoce a M. que me sirve para un proyecto que tengo para el año que viene.
Tengo una corazonada de que va a salir bien. Porque el otro día en el bar de Susana, en esa parte hermosa de Parque Chacabuco donde sería hermoso vivir con familia y con hijos pero más adelante, mucho más adelante, les conté a mis amigos y les gustó, y quizá se prendan y lo hagan conmigo. Y entonces vuelvo a reconfirmar mi hipótesis de que la poesía es algo colectivo y sonrío. Porque mi balance del año es que quiero hacer esto el año que viene, este proyecto que empezó con aire en mi cabeza y se fue volviendo corpóreo hasta que me decidí a que lo voy a hacer.
Y pienso que me gusto mucho el balance que escribir Ling y que es verdad que el amor existe. Ahora lo que me falta es encontrarlo.