lunes, diciembre 11, 2006

Saudade de lunes

Últimamente estoy llena de muestras de teatro de fin de año.
El jueves fui a ver a bocapecho, ayer a F., y así seguirá mi semana.

Pero me pasa que veo las muestras y me dan ganas de estar ahí, en las tablas.

Me da nostalgia de actriz, de algo que el año pasado elegí no ser porque quería escribir. Es que, como dijo Truman Capote, para escribir hay que tener tiempo libre. Y yo quería mi tiempo libre. Aunque no pudiera planear mi escritura, aunque ella surgiera de noche, cuando estoy desvelada.

Me gusta estar en el escenario, no en los estrenos, sino cuando nadie mira, en el ejercicio mismo, cuando somos un otro. Siento esas cosquillas en la panza, esa adrenalina, esas palpitaciones.

Quiero meterme en la piel de un otro, quiero vivir un personaje, caminar cómo él, vestir cómo él, comer como él, pensar cómo él.
Salir de mi cabeza por un rato.

Una de mis profesoras de teatro nos había comentado que esta profesión era como comer hongos alucinógenos, porque siempre el teatro es introspectivo, aunque uno a veces haga personajes con los que no se identifica.

Y entonces hoy me quiero convertir en otro, para no estar tan triste.

Porque el otro día él me contagió de su tristeza. Así como así, su tristeza se volvió corpórea e inundó mis poros, y hoy respiro tristeza.

Saudade de lunes, saudade de fin de año, saudade de sentir que me falta algo, o alguien.

Es que en estos días mi vida consiste en letras.

Ocho letras que no me quiero volver a encontrar.
Nueve letras que pensé que iba a ver, que deseo ver, pero que no vi porque nos desencontramos.
Seis letras que me prometieron algo que no cumplieron, y aunque me haga la indiferente me duele.
Cuatro letras que están mudas, que no me dicen nada, que son tan efímeras que ni siquiera las aceptaría un diccionario de la Real Academia.
Cinco letras guturales, donde los vocablos sólo son articulaciones que pasan por el deseo, pero forman palabras vacías.
Siete letras débiles, que forman palabras pero no forman acciones, que se transforman en onomatopeyas de risa, en mascaradas de sueño.
Tres letras que están tristes, que lloran sin saber porqué, que no responden, que no escuchan.
Diez letras que sólo existen en mi cabeza, que forman una historia donde el protagonista es blanco, tan blanco que ni siquiera existe.

Y acá estoy, muda, porque en el fondo, no tengo ninguna de esas letras.

Pd: parecería una publicidad de que voy a leer en LOS MUDOS; pero no, es sólo saudade de lunes.

3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

está muy bien. algunas profesiones se parecen a hongos sólo por la humedad.

7:52 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Nuchita increiblemente hermoso lo que creas con las letras, no creas que no tenes nada, porque transmitis mucho!

Luli

10:15 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Qué linda sos, Nurit.

1:03 a. m.  

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